viernes, 23 de enero de 2009

Don Melchor de Macanaz












MUCHAS veces, siendo niño, me preguntaba leyendo los rótulos de las calles de Hellín: ;Cassola..., Perier..., Macanaz...! ¿Quiénes serían estos señores para que con sus nombles rotulen las calles? Indagaba preguntando a los mayores, y recibía vagas respuestas. Mi curiosidad no quedaba satisfecha.
Acuciado mi deseo de saber de aquellos hombres, y sólo para mi satisfacción, indague sus hazañas, que suponía extraordinarias, para que un pueblo se honrara perpetuando sus nombres. Pero requerido por nuestro paisa. no y ferviente hellinero, Enrique Serrano, promotor y primer realizador del movimiento cultural que HELLIN necesita y merece, doy a luz pública los datos que tenía recopilados, sin más pretensión que la de aportar información para quico se decida a escribir la biografía de don Melchor Rafael de Macanaz, que bien lo merecen su mentalidad, sus inquietudes y su compleja y desgraciada vida.
Fué Macanaz hombre de constitución robusta, estatura algo más que mediana, temperamento sanguíneo, acciones regulares, buen color, aspecto severo y agradable, pulcro en el vestir y de porte distinguido.
Eran sus padres don Melchor Macanaz, Regidor perpetuo de la villa 'de Hellín y doña Ana Ribera, de noble familia (1). Fué el cuarto de sus hermano .
Estudió Humanidades, sin gran provecho', pero una adversidad de fortuna, ocasionada por la prisión de su padre (2), despertó en él tales ansias de trabajo, que dedicó al estudio hasta dieciocho horas diarias, poniéndose a la cabeza de su clase.
Esta reacción ante la desgracia y la injusticia, revela al hombre de carácter que fué siempre, y su gran entereza, patentizada a lo largo de su prolongada vida.
Paso a Salamanca a estudiar Jurisprudencia, graduándose de doctor. Hizo oposiciones a cátedra de leyes y Derecho Canónico.
El rey Carlos II le nombró Oidor de la Chancillería de Santo Domingo, cargo que renunció por oponerse sus padres a que se trasladase a América.
Para comprender mejor In recia personalidad de Macanaz y los combates que sostuvo impávidamente contra las asechanzas de sus enemigos para mantener sus opiniones, considero necesario hacer una breve reseña de la cultura de 105 españoles en la época en que vivió nuestro eminente paisano.
El ambiente cultural de España a finales del siglo XVII y principios del XVIII es bien mezquino. La más lamentable ignorancia y la más acerba superstición arraigan en todas las clases sociales.
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La Universidad española se resiste a toda innovación <> (3).
Si éste es el panorama que ofrece la enseñanza superior, no digamos en el estado que se encontraban las enseñanzas media y la popular. Así se explica el atraso que reinaba en España y que la superstición imperara en el animo de las gentes.
«Mientras en el extranjero progresan la física, la anatomía, la botánica, la geografía, la historia natural, nosotros nos quebramos la cabeza y hundimos con gritos las aulas sobre si el Ente es unívoco o análogo, sobre si trascienden las diferencias, sobre si la relación se distingue del fundamento». (Cartas 11-XVI, 14 del padre Feijóo)(4).
En ambiente tan poco propicio, Macanaz tiene la valentía de declararse partidario de la abolición de los fueros y se erige en paladín de la jurisdicción real sobre los demás poderes, incluso sobre el de la Inquisición, cuando ésta tiene todavía más poder que el Rey.
Y es que en todas las épocas hay hombres que por su entendimiento se adelantan a sus contemporáneos y marcan un camino que por ser nuevo, 0 distinto al usado, se granjean la animadversión de quienes se sienten lesionados en SUS intereses o en 8US sentimientos. Y así ocurre a nuestro Macanaz, que es mártir por las opiniones que sustenta, y en cambio, años después, en el reinado de Carlos III, prevalecieron estas ideas premiando a quienes las aplicaron.
Felipe V le confía el cargo de Promotor Fiscal en la primera visita eclesiástica girada por el Cardenal Portocarrero.
En 1707, fué enviado a Valencia para establecer un gobierno igual al de Castilla. Tuvo que habérselas con el Arzobispo de esta ciudad, don Antonio Cardona.
El suceso fué como sigue: La vigilancia puesta por Macanaz intercepto varios correos que el Arzobispo enviaba al enemigo, mandó los despachos al Rey quien ordenó al Arzobispo que pasase a la Corte. Viéndose éste descubierta ordenó a su Vicario para que publicase excomunión contra Macanaz, pretextando que desde la ruina de Játiva no habían sido devueltos a la Colegiata sus censos y rentas. Macanaz se vió obligado a seguir el recurso en Valencia, donde todos los jueces eran partidarios del Arzobispo, defendiéndose en un manifiesto. Por haberse pasado al enemigo el Arzobispo de Valencia, su Vicario revocó las censuras y todo cuanto había hecho contra Macanaz ( 5).
Ocupó don Melchor otros varios cargos de confianza, hasta que fué nombrado Presidente del Consejo de Hacienda.
Con motivo de haber mandado Felipe V cerrar el Tribunal de la Nunciatura: y darle los pasaportes al Nuncio, y deseoso el Monarca de zanjar esta cuestión, encargó a Macanaz de negociar un concordato con el Nuncio Aldrobandi.
<>, hecha por Maldonado Macanaz.. En la partida de nacimiento publicada por el -Padre Juan Meseguer en el número 1 de la revista, dice ser su madre dona Ana Montesinos.
(2) Siendo Presidente del Consejo de Castilla el Conde de Oropesa éste, engañado por don Juan Medina, Corregidor de La villa que temía que se descubriesen sus abusos si alegaban a noticia de don Melchor, padre de don Melchor Rafael, que por causa semejante había hecho privar del mismo empleo a alguno de sus predecesores, sorprendió la religión del Presidente y obtuvo orden de arresto contra don Melchor, que fue preso en el castillo de Chinchilla A los cinco años se le poso en libertad, demostrada su inocencia
(3) Diccionario de Pedagogía Labor, páginas 1.108 y 1.275.
(4) Nota tomada de la página 29 de <>, por don Gregorio Marañón..
(5) Introducción a <>, etc,
(6) Los párrafos entre comillas están tomados de <>, por Ferrer del Río.
(7) >, por Pío Zábala.
(8) Macanaz le retrata con las siguientes palabras: diste abad es vivo, de buen lngenlo, ardldoso, adulador, envidioso. avaro, furvo, y, en fin, un italliano que todo es menos lo que parece.> (Don Modesto Lafuente <>.)
(9) Los párrafos entre comillas es tán tomados de Ferrer del Río obra citada.
(10) En l623 existían 9.088 conventos y el número de religiosos se calculaba en el 30 por 100 de la población. («Hlstorla de España>>, por Ratsel Ballester.)

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