jueves, 29 de enero de 2009

La Calle del Águila :Por Emiliano Martinez



Se trata de una de las calles de Hellín que más movimiento ha tenido y lo sigue teniendo, ya que por su situación, junto al “Mercado Municipal”, sirve de nexo entre el “Rabal” y el Barrio de San Roque hacia la zona de “Cuatro Caminos”.Casi me atrevo a decir que, allá por los años cincuenta, tenía incluso más movimiento que el mismo “Rabal”.En un trayecto no muy largo, más bien corto, además del “Mercado de abastos” se ubicaba allí la Central de Teléfonos, había una posada, una pensión, farmacia, estanco, dos bares, tres barberías, un colegio privado, un estudio fotográfico, varios talleres de sastrería y reparación de calzados, así como varios comercios de ultramarinos, vinos, droguerías, calzados, panadería, relojeros, talabartero, venta de periódicos y revistas –sobre todo “Tebeos” y cromos- e incluso venta de “Agua Buena”.A principios del pasado siglo, ignoro por qué motivos, se le cambió el nombre por el de Antonio Velasco, que conservó hasta hace pocos años, cuando se recuperaron los nombres antiguos de varias calles, entre las que se encontraba la del “Aguila”.En varias ocasiones me comentó mi abuelo –que a su vez lo había escuchado de personas mayores que allí vivían- que el nombre se debía al de un buen Corregidor de Hellín, que vivía en dicha calle: Don José Gabriel del Aguila Loaysa Osorio y Chaves, Capitán Retirado de la Real Armada, Corregidor Político, Justicia Mayor y Capitán de Guerra de ésta y su jurisdicción.Al repasar documentos antiguos, comprobamos que el Sr. del Aguila vivía en Hellín a principios del siglo XIX, como se desprende del Libro Primero de Confirmaciones de la Parroquia de la Asunción, ya que el día siete de Octubre del año mil ochocientos uno aparece como padrino de las confirmaciones administradas por Don Victoriano López Gonzalo, Obispo de Cartagena.Curiosamente la primera de la lista de confirmados figura “Josefa María Carlota, hija legítima de los señores Don José Gabriel del Aguila Loaysa Osorio y Chaves, Capitán Retirado ….. y de Doña Antonia Manuela de Orts y del Aguila, bautizada en la Parroquial de la Villa de Don Benito, provincia de Extremadura”.Al principio de la calle aún se conserva un azulejo antiguo con el nombre de “Calle del Aguila”.Tras esta breve introducción sobre el nombre de la calle, vamos a iniciar nuestro recorrido con la mención de los que allí vivieron hace cincuenta o sesenta años, y algunos durante toda su vida.La calle iniciaba su numeración en su confluencia con Alfonso XIII (hoy Buenavista), Higuericas y Juan Francisco Parras.Siguiendo la acera de los nones, o números impares, encontrábamos en el número uno a la viuda “La Pura”, y después viviría allí Hidalgo, el de la sombrerería del “Rabal” (tenía la tienda de sombreros en lo que hoy es la Cafetería “El Rabal”).Seguía después José Rubio “El Lechero”, hermano de Ramiro, casado de segundas con Olvido Quintanilla, además de agricultor era vendedor de vino.A continuación estaba la barbería de Mariano Carreño “Garrancho”, que era un auténtico artista. En su casa, en la calle “Barbarroja”, tenía montado su taller. Ha sido uno de los mejores artesanos del tambor, ya que él se hacía todo, desde la caja hasta los bordones.Eran los auténticos tambores de artesanía: los aros, los aretes, el arreglo de las pieles, los tornillos…Dejando los tambores, admirábamos las jaulas para los pájaros. Sus jaulas con movimiento eran auténticas filigranas.Y como colofón la confección de pelucas. El buen gusto y el arte se unían a la perfección. Era incapaz de entregar un trabajo sin estar bien acabado.Encima de la barbería vivían Celestino Rubio “El Torero” y su esposa Lázara, padres del carpintero –hoy almacenista de maderas- Pepe “El Torero”, casado con la hija de Manolo “El Chori”.Tenían por vecinos a mi chache Mateo Martínez –hermano de mi abuelo- y su esposa Resurrección Hoyos.El chache Mateo era un dibujante extraordinario y aficionado a la fotografía. Su profesión era la de Agente Comercial, que entonces llamábamos “Representantes”. Cofrade insigne de la “Dolorosa” fue durante muchos años Secretario y Mayordomo de dicha Cofradía. Formó parte de la Comisión Reorganizadora de nuestra Semana Santa en los años veinte, junto con mi abuelo, con Paco Miralles, Pepe Lorenzo y Dionisio Valverde.Más arriba, en el número nueve, vivían Joaquín Sarria y Maravillas Merlo, padres de Adela, casada con Mariano Alfaro “Perillés”. Estos derribaron la vieja casa y la levantaron nueva, donde pusieron la pensión de “El Pilar”, que la llevaba Belisario, y en el bajo un comercio de calzados que atendían las hijas de Mariano.Finalmente allí conocimos la joyería y relojería de Mondéjar, hasta hace unos años, para seguir con la floristería de “Culebrica” con acceso por la calle Tesifonte Gallego.Haciendo esquina teníamos la tienda de “Rafaelico”, con su azulejo de “Lizarrituri y Rezola.Jabones Lagarto”. Las sardinas de cuba y el bacalao, entre otros, daban fama a “Rafaelico”.Allí vivió con sus hijos Pepe “El Pintor”, Antonio “El Sastre”, Rafael –que continuó con la tienda- y Francisco, jesuita, nuestro querido Padre Martínez.En la otra esquina estaba la alpargatería de “La Marialao”, madre de Mondéjar el de Sindicatos, casado con “La Pepitonga”.Seguía el cuartico con el taller de Manolo “El Zapatero” y la vivienda de Ismael Tomás “El Floro”, pescatero, padre de “Malín” y de “Isabelota”.En el número diecisiete nos encontramos con la barbería del “Trini”, casado con la Soledad Vela, que tuvieron a Pepe y a la Sole.Seguía el estanco de Dolores Izquierdo –la expendeduría nº 6- con sus hijos: Manolo “Don Eduardo”, Rafael “Paveri” y Antonio –yerno de “Mamanzos”- y la Rosario, casada con Juan Martínez Llavador “El mayor de los Juanillos”.A continuación vivía “La Rubia”, hermana de Paco “El Relojero”.Así llegamos al gran caserón que hacía esquina con la Plaza del Mercado. En el bajo estaba la relojería de Francisco Jiménez Cano “Paco el Relojero”, casado con la hermana de Rogelio y Juan “Los Cerrajeros”.El edificio tenía varias viviendas, entre las que recuerdo a Ana Cánovas “Anita la Practicanta”, hermana de Juanito “El Pescatero” y cuñada de “Paco Mechas”.Todas estas casas hoy están derribadas y en su solar ya se están levantando nuevos edificios.Recuerdo la antigua Plaza del Mercado, o “Mercado de Abastos”, con sus accesos también por los laterales, y los puestos de los “meloneros” en la calle. Allí conocí y vi crecer a los “Culebricas”, junto a famosos conocedores del melón, como el célebre “Juaniquique”, voceando su venta de “a cata y raja”.
También en la calle se vendía la carne de los toros de lidia. ¿Quién no recuerda al “Curro” y a su hermano Damián, junto a sus sobrinos, los hijos de Manolo “El Tonto” y de la Paca? Quizás no se tardará mucho en dedicar una cariñoso “Baúl” a los vendedores de la Plaza y sus aledaños, para quienes se celebraba –casi en exclusiva- la “Misa de Alba” en la madrugada de los domingos y festivos.Este mercado se construyó sobre el gran solar que ocupaba la posada de “Jota”, según recuerdo oír a mi abuelo Emiliano.Pasado el Mercado Municipal nos encontramos con otro gran caserón con la tienda de “El Gato Negro”, hermano de “Sebas”.La bodega la tenía alquilada José Alfaro “Rabote”, donde maduraba los plátanos con carburo. Aún recordamos la célebre explosión en la mañana del “Día del Señor”, poco antes de pasar la procesión del Corpus, que se desvió por la calle Alfonso XII (hoy Justo Millán). Allí murió “Rabote”.Encima del almacén de plátanos tenía la relojería Julián Jaén, que cayó con su taller a la bodega, al producirse la explosión.En el piso principal estaba el estudio fotográfico del célebre “Roberto”, extraordinario artista en su oficio.Pasado el “Callejón del Cautivo” estaba la tienda del “Tío Zingalato”, cuyo letrero decía así: “Compra y Venta de objetos usados”.Después estaba el taller de zapatería de Cristóbal Ruiz “Zapatotis”, polifacético, a quien todos recordamos siempre sonriente delante del “Resucitado”, cerrando nuestra singular Semana Santa.Así finalizamos esta acera con la tienda de vinos de Juan “Botana” y luego Mariano Villena “El Policía”, ya con el despacho de Rosendo y Angel Cantó.Cerraban las ventanas de la sastrería de mi entrañable amigo Mariano Millán, casado con Encarnación Franco, de donde nacerían “Marianín” y “Pili”.Regresando al principio de la calle, ascenderíamos por la acera de los pares, partiendo de la “Posada del Tonto”, lindando con “Las Higuericas”, regentada por Juan Antonio Ruiz Montes, casado con la Caridad, de donde nacieron Francisca, casada con Tiburcio “El Celador de Teléfonos”, Antón, Rafael “El Burra” y Jesús “El Chule”.Lindando con la posada estaba la casa de Manolo “El Sombrerero” y Encarna “La Modista”, con la abuela Amalia y luego Manolico.En el bajo se instaló la farmacia de Don Rafael Insausti Grau, siendo su primer mancebo Antonio González “El Chato”, cuñado de Juanito “El Ratonero”.Esta farmacia se trasladó años después a la otra acera, donde permaneció muchos años.Seguía la vivienda de Félix Marín Moreno, casado con Mª Cruz Pérez Roche, de cuyo matrimonio nacieron Rafael, Mari Carmen y Felisico “El Pequeñín”, vinculados siempre con la industria del calzado.Venía después la casa de Doña Florentina Delicado “La Capitana”, madre de Juanito y tía de Don José Delicado Baeza, Arzobispo de Valladolid, que pasaba aquí sus vacaciones de seminarista, junto a sus compañeros.Doña Florentina se casó de segundas con Adelino Lorente, empleado de los Juárez y luego dueño del comercio “El Barato Hellinero”, en la calle Alfonso XII.La casa tenía un aljibe muy grande, por lo que vendía “Agua Buena”, pero había que entrar por el postigo de la calle de la Hoz, junto a la fábrica de los sombreros.Luego vendría la casa de los periódicos con Amando Atienza y la “Tía Pichocha”.Después la tienda de calzados y cordelería de Félix Marín, y en la trastienda “El Chato” con sus “Caliqueños”.Así llegamos al talabartero Conrado y la Gloria, con su plantel de guapas hellineras.Más arriba vivió, ya muy reciente, la Candelaria, hermana de Félix y Colón, viuda de Juan Baeza Espadas, hermano de los sacerdotes Antonio y Pepe, por lo que él mismo se denominaba “El Obispo”.Buen vecino era Rogelio “El Cerrajero”, cuyo oficio continuarían sus hijos Juan y Rogelio.Venía la sastrería de Vicente Sánchez Lorenzo “El Chimo”, que luego se casaría en segundas nupcias con Rosario Lucas “La Calderera”, trasladando el taller a la calle del Cinto, frente al Santuario del Rosario.Continuamos con Miguel Martínez Espinosa “Miguel el de las Cuevas”, casado con Juana Puche, vendiendo vino y luego el horno, con acceso por la calle Hoz.En la esquina de la calle Alba, el “Bar Deportivo” de Perico “El de la Justa” y la hojalatería del “Maestro Chapiruz”.Al cruzar la calle del Alba se encontraba el “Bar de Faty”, casado con Dolores, tía de Antonio Muñoz Lucas “Juan Casao”, que fue el último que llevó el bar, con su célebre cartel de “Estoy en el Rosario de la Aurora. Vuelvo enseguida”.Antón Jordán “El Pescatero” y la Ascensión, padres de la “Tres Veces Guapa” y su hermano Antón.El médico Don Juan Muñoz Martínez, casado con Doña Lola Toboso, suegros de Don Juan José Gil Arrendó, que montó su clínica de maternidad en la calle Eras.Manuel Mas Valverde “El Cacharrero”, con su tienda de “El Duende”, por lo que él mismo se firmaba como “El Duende del Mercado”.Durante muchos años fue Hermano Mayor de la Hermandad de “Los Gorrinicos” y luego Presidente de la Federación de Cofradías y Hermandades.La droguería de “Sebas”, casado con Maruja, hija de Manolo “El Rasmao”. Luego se trasladaría junto a la panadería de Miguel “El de las Cuevas”.El marino Don Manuel Muñoz Martínez, casado con Doña Carmen Toboso.La familia de los Báidez, donde Don José montó su primer colegio, que luego continuaría en la calle Barbarroja.Don José Muñoz Martínez, abogado, casado con Fuensanta Sánchez. Protagonizó, siendo Alcalde de Hellín, un incidente, al restringir el toque del tambor en la tarde de Miércoles Santo. Los tamborileros se concentraron en silencio ante la puerta del Sr.Muñoz, siendo la respuesta muy elocuente: sacó a su hijo pequeño al balcón, vestido con una túnica negra y tocando su tambor. Inmediatamente comenzó allí mismo la tamborada.El padre de estos hermanos Muñoz,, Manuel Muñoz Fernández “El Vizco el Alpargatero” también fue Alcalde de Hellín, bajo cuyo mandato se hizo el “Jardín Feria”, actual “Jardín Martínez Parras”.Luego vendría Don Juan Espinosa Jordán “Calzoncillos”, casado con Lucía Buendía. Hombre inteligente que, de simple practicante, sacó su carrera de médico dentista, con bien ganada fama por su excelente trabajo.La barbería de “El Chato Trabuco”, con la casa de Angelita “Surroca” y la sastrería de “Solfa”.Y llegamos a la central de teléfonos, con las tres hermanas, andaluzas, Leovigilda, Julia y Fina, las célebres “Telefonistas”. La Josefina fue la camarera de la Virgen Milagrosa, en la Parroquia de la Asunción, fomentando el culto a la Santísima Virgen bajo dicha advocación; ella la llamaba su “Milagroseta”.Al jubilarse “Las Telefonistas” se hizo cargo de la central telefónica mi cuñada Estrella “La Chata”, estando al frente del centro familiar, en el que trabajaban sus hermanas y un pequeño grupo de jóvenes hellineras, hasta que se automatizó el servicio y se cerró el centro.Seguía después la Marina “La del Paje”, con su tienda de chucherías y su famoso hijo Ricardo. Mucho más reciente sería el comercio de tejidos de la familia “Capilla”, con su funeraria incluida, y Valeriano.Se cerraba la calle con el sótano –antiguo refugio- del “Bar el Metro”, propiedad de Lorenzo Torrecillas “El Panaero”.Gracias a mi amigo Manolico Martínez Fernández, entusiasta del Hellín antiguo, ha sido posible este sencillo recorrido por la calle del Aguila, de hace cincuenta años, recordando a aquellos hellineros –la mayoría ya nos dejaron- que dieron vida y alegría a este rincón típico y castizo de nuestro pueblo.Una vez más pido disculpas por el uso de los motes (que hay a quienes molestan), pero que quizás es la mejor forma de que muchos hellineros de hoy los recuerden, y creo que siempre será con cariño.Con cariño sincero los recuerdo .




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