lunes, 19 de enero de 2009

Sobre el museo taurino de Cañamon








Hellín sorprende a propios y extraños cuando sin cesar, del jueves Santo hasta el mediodía del Viernes, la famosa Tamborada protagoniza un misterioso y portentoso rito en una de las manifestaciones de mayor relieve de la provincia de Albacete.
A su vez, los amantes del arte de “Cúchares” pueden encontrar en el museo taurino de este lugar de la Mancha todo cuanto se haya podido conservar sobre la historia taurina de esta localidad y su plaza de toros. Su incansable y animoso director, D. Rafael López Morales, “Cañamón”, se afana en recopilar toda pieza, objeto o documento dedicado al pasado taurino hellinero.
En 1974, D. Rafael se propuso realizar una maqueta en escayola del coso taurino de Hellín. Nuestro amigo no sospechaba que aquel pasatiempo, motivado por su afición a los toros y a su pueblo, desembocaría con los años en una exposición monográfica perpetua, basada exclusivamente en los acontecimientos taurinos presenciados en su ciudad.
Manifiesta que el reto le ha supuesto pasarse media vida en los archivos, motivado por esta ansiedad de encontrar más datos sobre Hellín, y ha rescatado por ejemplo en la hemeroteca municipal de Madrid los carteles inaugurales del ruedo hellinero, con las actuaciones de Francisco Arjona, “Cúchares” y Francisco Martín.
La bonanza económica generada por el negocio del esparto posibilitó que en los años cuarenta el ayuntamiento pudiera ofrecerse el lujo de contratar a las más destacadas figuras. Esta época de oro de la historia taurina de la villa logró que tan ilustres diestros como Domingo Ortega, Marcial Lalanda, Pepe Luis Vázquez, Dominguín... acudieran con frecuencia a “la plaza pequeña de las corridas grandes” como dijo con acierto el escritor Serrano Anguita.
Entre la numerosa nómina de diestros que se anuncian en los carteles que salpican las paredes del museo, destacan dos nombres, dos matadores que por la trascendencia de sus actuaciones en este redondel merecen capítulo aparte. Nos referimos a Manuel Rodríguez, “Manolete”, y Dámaso González Carrasco. Cada uno ha llenado los tendidos y colmado las expectaciones de esta afición manchega, con su personal forma de concebir el toreo. Si sobran comentarios para recordar “El Monstruo”, “Cañamón” recalca el tirón de este rey del temple que ha sido Dámaso, en este rincón de su tierra con una auténtica legión de partidarios, y que sumó aquí más de veinte actuaciones con casi tantos clamorosos triunfos. El museo custodia también dos preciosas capillas cuyo encanto nunca ha dejado indiferentes a los diestros y aficionados que las han visitado, mientras que la metamorfosis constante de la plaza queda reflejada en cientos de fotos desde su fundación en 1862. El picador Juan Cantos tiene dedicada una vitrina con trajes, trastos de torear a caballo y recuerdos de este célebre representante de la dinastía de los “Pimpi de Albacete”.
La presencia en una de las salas de Antonio Martínez Torrecillas, Paco Falcón, el novillero “No se ve” y el piquero Joaquín García, “El Gordo”, reiteran que Hellín ha sido siempre tierra de toreros. “Pedrés” y Manzanares han tenido la deferencia de regalar sendos trajes para el museo. El primero motivado por los vínculos que le unen a esta afición, delante de la cual prácticamente debutó y terminó su carrera, y el último quizá influido por el hecho de que su mujer fuera natural de Hellín.

El esmero de “Cañamón” ha logrado reunir colecciones de “El Ruedo”, “Dígame”, “Torerías”, “Aplausos” y tantas otras publicaciones, en una sala que cumple sobradamente con las funciones de hemeroteca consagrada a la tradición taurina hellinera y nacional.
Si algún día se acercan a conocer esta original exhibición, a buen seguro que el entrañable Rafael le abrirá las puertas de su “casa” y disertará con gusto sobre el rico anecdotario que casi ciento cincuenta años de toros han legado a Hellín. Les contará como un empresario local pagó el traje de luces de la alternativa de “Chicuelo II”, para a cambio poder utilizar el nombre del matador en las etiquetas del anís que comercializaba. Les recordará que este diestro actuó por penúltima vez en España en “su” plaza, antes de encontrar un trágico final volando para hacer las Américas. Les desvelará que un tal Juan Collao fue en 1734 el primer torero profesional de una provincia de Albacete tan propensa en aportar toreros a la fiesta. Y les enseñará el cartel inédito de la anunciada actuación de “Manolete” en la feria de septiembre de 1947.
En 1.989, nuestro cabal aficionado instauró el trofeo “Canamón”, galardón que otorga al triunfador de la corrida celebrada cada año coincidiendo con la festividad de la virgen del Rosario. Destacados maestros como Ortega Cano y José Mari Manzanares, por citar algunos de ellos, han sido premiados con el distintivo.
Carteles, esculturas, pinturas, maquetas de plazas de toros y trajes de luces configuran una de las colecciones taurinas de mayor abolengo referidas a un solo ruedo español, y que se pueda destacar dentro del panorama actual. La afición mueve montañas, ¿verdad querido “Canamón”?

Museo taurino de Hellín
Paseo de la estacion, 16
Hellín (Albacete)

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