lunes, 2 de marzo de 2009

Homenaje a JOSÉ ZAMORANO MARTÍNEZ











La revista de la portalí en una de sus páguinas interiores ,en la que llaman "el baul "rinden homenaje al escultor hellinero José Zamorano, todo un bello detalle que se suma al de la presentación del Cartel de la procesión de los Zamoranos
Se presenta la llamada :LA PROCESIÓN DE LOS ZAMORANOS.
El pasado Sábado 17 de febrero, en el Convento de Los Franciscanos, fue presentado en público el cartel que anuncia la recién creada Procesión de Los Zamoranos, en homenaje al escultor hellinero recientemente fallecido José Zamorano.
La asociación de Cofradías y Hermandades de Hellín, trabaja desde hace tiempo en preparar un homenaje a Pepe Zamorano, como lo conocían sus amigos, y el próximo 21 de Marzo, Sábado a partir de las 19 horas, una inédita procesión con las imágenes realizadas por Pepe, harán un recorrido muy parecido al de Miércoles Santo. Procesión que la Asociación, espera sea del agrado de los hellineros.
A la misma y puesto que en Albacete, Chinchilla y otras ciudades tienen tallas de este insigne hellinero, han sido invitados los titulares de las mismas para estar en Hellín ese día con la imagen, que será muy difícil o con sus estandartes.
Virgen de la Amargura, San Juan, Cristo de la Preciosísima Sangre, Virgen de las Penas, Virgen del Perdón y Cristo de la Caída, Ecce-Homo, Cristo de la Misericordia y muchas más son las joyas que José Zamorano Martinez, 1929-2008, dejó en Hellín, ciudad con la fiesta de Semana Santa más Grande del Mundo. Semana Santa (Tamborada) de Hellín, Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Este es la crónica de la revista la portalí



Los Molinos

Nota del redactor:

Este baúl guarda un especial cariño para nosotros, y estos días tiene una especial sensibilidad estos días. Este baúl, que nos acerca Emiliano, supone la última de las muchísimas colaboraciones que a lo largo de los años tuvo José Zamorano con Hellín.

Realizado el mes de febrero nos hemos quedado con la deuda de no haberlo podido publicar en vida del maestro. Lo hemos querido editar tal y como en su día supieron hacer, mano a mano, nuestro amigo Emiliano y nuestro amigo José.


En mi afán de recordar la vida del Hellín antiguo, el de nuestros padres y abuelos, y también de mi niñez, siempre afloran las imágenes captadas desde muy pequeño con la monotonía de la vida tranquila y sencilla de las gentes de nuestro pueblo.

Hoy me voy a detener un poquito con las aguas que nos daban vida, no sólo las que regaban los campos y huerta, sino también las que movían industrias pequeñas y, a la vez, contribuían al aseo personal.

Me refiero más directamente a la Fuente Principal. En su entorno, como era normal en todos los manantiales, siempre se dieron asentamientos de pueblos primitivos , como lo hemos comprobado con los hallazgos arqueológicos casi en las inmediaciones de la Fuente.

No voy a entrar en detallar muchos de estos objetos, salvo la mención especial del célebre mosaico romano hallado cuando se construía la Cerámica de Garaulet (recientemente desaparecida). Son cuantiosos los restos de cerámica ibérica que se encuentran en el paraje de "Excunátar".

En realidad el término de Hellín era rico en aguas, aunque no fueran de excelente calidad, lo que obligaba a la construcción de aljibes, para recoger las aguas de lluvia, destinadas, en su mayor parte, a la cocción de alimentos. De ahí venía la denominación de "agua buena" y "agua mala".

Muchas familias, cuyas viviendas estaban dotadas de grandes aljibes, vendían agua a sus vecinos para usos culinarios. También había quien se dedicaba a traer agua con cubas desde el río o de otros manantiales, como era el tío Aniceto "El del Agua Buena" que vivía en "El Plantonar", por citar uno.

La Fuente de Hellín estaba aforada en unos cien litros por segundo, que se repartían en sus inmediaciones en tres hilos: el de Excunátar —más caudaloso- que discurría por Saliente, cabe el "Cerro del Pino" para llegar a "Los Algezares" y "Los Pardos". Este hilo se parte en la misma salida de la fuente y en él estaban situados los batanes, por lo que se denomina a parte de ese paraje "El Batán"

Los otros dos hilos llamados de "Enmedio" y de "Barajas", se dividen un poco más adelante. El primero cruza la población y de él se tomaban ocho litros por segundo, para abastecimiento de la población, Esta toma se efectuaba en la "Casa de Máquinas", que estaba situada en la calle Bernales, o como popularmente se le conocía "Calle Carretero", y desde allí se elevaba a los depósitos del Castillo y San Rafael. Este hilo que ya daba riego a parte de la huerta, con discurrir hacia el Mediodía, movía parte de la pequeña industria harinera y varios lavaderos públicos.


Cuando el Ayuntamiento necesitaba más agua la tomaba de algunos regantes y se la devolvía por las "Balsas Depuradoras". Las tierras que se regaban con dichas aguas daban unos productos de calidad extraordinaria. Así se hicieron célebres las hortalizas de "El Cura", aunque no faltaba quien las rechazaba por el abono tan natural que llevaban.

El hilo de Barajas, junto a la carretera de Liétor, y tras pasar el Matadero, dará riego a la huerta de Poniente, cual son "Los Barreros" y las distintas "Barajas": "Baraja de Garrido", "Baraja Honda", etc... para morir en la rambla, tras pasar "La Losilla" y "Portalés".

Tras esta pequeña introducción, vamos a recordar brevemente a personas y familias que dieron vida a esta zona del Hellín antiguo, hoy prácticamente ya desaparecida.

En primer lugar, casi al principio de la Carretera de Las Peñas, nos encontramos con el lavadero del "Panaero", con doble fila de losas, propiedad de la familia del panadero "En paz descanse". Este lavadero lo preferían muchas mujeres porque, como era el primero, entraba el agua completamente limpia.

Después venía el lavadero de "Las Pilas", propiedad de Juan Martínez Salinas, más conocido como "Juan Palencia" o "Juan el de las Pilas". Este era mucho más moderno y muy amplio, con un buen corralón para tender la ropa. También tenía doble fila de losas, discurriendo el agua por entre ambas. Los primeros puestos se reservaban para el aclarado de ropas. Lo atendía la familia de Juan. Muchas veces ayudé a mi abuela Adelaida, cuando vivíamos en la calle Baños, a llevar la espuerta de la ropa hasta este lavadero.

Años más tarde "Juan Palencia" vendió el lavadero a José Iniesta López "Rosigón", quien tenía el proyecto de montar allí una fábrica de papel, y que desgraciadamente no pudo llevar a efecto por el repentino fallecimiento del mayor de sus hijos.

Seguía otro lavadero, más pequeño, instalado en el Matadero, ya de propiedad municipal, y con menos amistades.

Y así llegamos al molino de Eleazar Marco, que también tenía lavadero, pero que posteriormente lo eliminó para hacer allí una cochera. La industria la continuó después bastante tiempo su hijo Pepe.

Enfrente, también propiedad de la viuda de Hermógenes –el pueblo decía Himógenes-, se encontraba el "Huerto del Cura", donde vivió Pelayo.

La casa de Doña Matilde Navarro, que también tuvo molino antiguamente y luego fue fábrica de sombreros. Finalmente vivió allí la Marina.

A continuación la casa veraniega de Doña Matilde, en cuyas inmediaciones estaba el manantial de "La Tejica", y allí hicieron una piscina pública.

Por fin nos encontramos con el molino del Zamorano, único edificio que se mantiene en pie, aunque por supuesto sin actividad industrial.

Este molino, con su lavadero, era propiedad de la familia Villanueva, uno de cuyos miembros era jesuita, y se lo vendieron a "Los Mentirolas", quienes, a su vez, se lo traspasaron a la primera esposa de José Iniesta "Rosigón", a quien se lo compró Juan Zamorano Martínez, casado con María del Carmen Victorina Martínez Muñoz, padres del gran artista imaginero José Zamorano, que lo habitaba con su hermana Amparo, y hasta hace muy pocos años con su hermana Encarna.

De esta sencilla casa, convertida en estudio del escultor, han salido una cantidad incalculable de obras extendidas por gran parte de la geografía española.

Junto al molino estaban unas camaricas en las que vivía Baldomero y otra casa habitada por "Los Chichirres".

Muy cerca quedaba la "Balsica del Colegial", con su manantial, propiedad de varias familias: los Rivera, los Lorenzo...y la llevaban y administraban "Los Simarros".

Se nos presentaba después un gran caserón, la almazara, donde vivió la Gene.

Y así llegamos al último molino, el de José Callejas, que atendía el mismo y que luego continuó su hijo. Este molino recientemente ha dado nombre a un extraordinario comercio de moda "El Molino", propiedad de los nietos de José Callejas, que, por pura coincidencia, está situado en la calle Molinicos.

Casi enfrente del último molino se encontraba también el último lavadero, ya en el Atajadero, propiedad de Ginés Lozano "El Carbonero".

Junto al bar de "Rasputín" había un pilar para abrevadero de las caballerías y cabe el mismo se encontraba un "Partiol" del hilo de agua, de cuyos ramales uno se dirigía hacia toda la zona de la "Almoharra" y el otro, tras cruzar la almazara de Don Rafael Lencina y el huerto de los franciscanos, pasaba por la calle del Mono, donde había otro "Partiol" que lo remitía al "Palomar" y zona de las balsas.

A su paso por la calle del Mono, regaba el "Huerto de Alcañiles", cuyo pequeño manantial apenas si llenaba su "Balsica", conocida también como balsa de "Las Pulgas".

En esa zona de la "Ribera Baja", casi junto al Camino de Isso, se encontraba el manantial, también de agua ranera, que llenaba la "Balsa de la Virgen", hoy totalmente seco y abandonada la balsa.

El manantial más importante que había en nuestra huerta, después de la Fuente, era el situado en la "Noria de Alonsón", junto a la línea férrea, que abastecía a la "Balsa de la Sangradera" o "Balsa de Capote".

Estaba registrado en el Distrito Minero con un caudal de cuarenta litros por segundo y tenía una red de galerías que recorrían casi todo Excunátar.

Este manantial y balsa eran propiedad de la familia Serra y lo llevaba en arrendamiento Manuel Cañabate "Manolo Mochila", quien lo compró cuando lo vendieron. Ignoro el caudal que hoy tiene, si es que le queda algo.

Estudio aparte merece la "Fuente de Isso", con sus dos hilos gordos, que regaban todos los barrios, hasta llegar a "Buenos Deseos" y la "Casa del Río".

En otra ocasión hablaremos de otros manantiales más pequeños como eran "La Pioja", "Fuente García" o el célebre del "Azaraque".

La Fuente, por sí sola, bien merece una memoria especial, con sus 504 horas de agua semanales, sus cuerpos de agua, sus cabezaleros, sus desenvolturas y su extensa red de acequias y canales.

Ha desaparecido el oficio de "Regaor", y me vienen a la cabeza Pepe "El Callejero", Antón "Caracoles", Pepe Portaña, "El Boquín"... Como también el oficio de "Lavaeras": "Chicharras", "Colorinas" , "Juanorras"...

Mi agradecimiento especial a mi buen amigo el Maestro Zamorano y a su hermana Amparo, sin cuya ayuda no habría sido posible este "Baúl". Suyas son también las fotografías que lo ilustran.

Mis disculpas, una vez más, por los motes empleados, que no pretenden ofender, antes al contrario se emplean añorando el recuerdo de años ya bastante lejanos.

Fotografías: Archivo de D. José Zamorano(*)

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